Cuando mis hijos me regalan algo así, de repente, en cualquier momento, el mundo se para para mí. Me agacho a su altura, se lo agradezco, les beso, les abrazo, les sonrío... En calma, casi en silencio... Es un momento muy especial.
Una de esas pequeñas cosas que me conmueven. El cariño con que lo hacen es inmenso.
En seguida les busco un lugar a los detalles que me hacen, un lugar para tenerlo a la vista, para recordar esos momentos. A ellos les encanta ver qué hago con ello.
Una piedra, un palo, un trocito de papel, unas bolitas rojas de esos arbustos que hay por aquí...
Un mini-dibujo para ir a la luna si así lo necesito... :-)
Me encanta.
Me encanta.
¡Me encanta!
Cómo son éstos pequeños...
Seguro que os estáis preguntando todos: sí, genial, pero....¿qué hago yo con todo ésto?
Lo que yo hago, es que cuando en la mesilla ya no me caben más piedras, se lo explico y les digo que si les parece, vamos a devolver a la naturaleza lo que es de la naturaleza.
Lo suelen aceptar bien. Y así lo hacemos.
Si por lo que sea no les cuadra mucho, lo dejo un tiempo más.
Y en cuanto a las pequeñas obras de arte, os dejo un link muy bonito de otra mamá bloggera con una idea que está en mi lista de buenas ideas para hacer algún día...
Seguro que vuestros pequeños también os regalan cosillas...
¡Feliz día a tod@s!